En la exploración de los audios incluidos en De agua, viento y verdor, es recomendable realizar ejercicios de autorreferenciación, de modo que los niños comparen sus paisajes sonoros con los que escuchan allí. De esta manera, desde la escucha de entornos sonoros diferentes a los suyos, enriquecen su universo de percepción sonora, crean un espacio para construir conocimientos y amplían su memoria auditiva.


Por eso te sugerimos que propongas a los niños, antes o después de oír el material, un ejercicio de escucha de los ambientes cotidianos donde ellos se encuentren, como el jardín infantil, la calle, la casa o la cocina, para que así aprecien su propio entorno sonoro; pregúntales en qué lugar de la casa o el centro educativo les gustaría escuchar. 


Es muy importante que luego converses con los niños sobre lo que escucharon. Puedes propiciar esa conversación a partir de preguntas como estas: 


· ¿qué sonidos escucharon?,


· ¿cómo eran esos sonidos?, ¿fuertes o suaves?,


· ¿lo que escucharon estaba cerca o lejos?,


· ¿qué imaginan que produjo ese sonido?,


· ¿cómo se sintieron al escuchar esos sonidos?,


· ¿cuáles sonidos les gustaron?, ¿cuáles no? 


Piensa en tu propia experiencia y plantea otras preguntas a partir de ella.