El sonido nos habla de cuál es el entorno en el que vivimos, para un niño que nace en la ciudad la información sonora es particular y diferente a la del contexto sonoro del campo o de la selva. Los ambientes de los espacios que habitamos, la fonética de las lenguas, los dialectos, los acentos, los ritmos y las cadencias de la forma en que hablamos, son algunos aspectos del universo sonoro y musical que se transmite y hereda, generando una pertenencia que determina formas de ser particulares, propias y diversas de cada comunidad.

Con el fin de ofrecer una mirada más amplia de los contextos sonoros en los que habitan las comunidades indígenas, además del material musical producido por ellas se grabaron los paisajes sonoros de los espacios que para ellas son relevantes, bien porque allí desarrollan sus actividades cotidianas o porque los consideran sagrados. De esta forma, se registraron los sonidos del bosque, la selva, los ríos, las montañas, los valles…, pero también los que producen los animales o las personas al ir y venir, el viento, la lluvia…, en distintos momentos, el amanecer, la mañana, la tarde, la noche. 

Estos paisajes sonoros nos brindan valiosa información de lugares que permanecen intactos desde tiempos antiguos, porque son sagrados, y otros que, al contrario, viven fuertes procesos de cambio y transformación.