Dicen las historias antiguas (las más antiguas) que al inicio fue el sonido, esa pequeña acción que construye la vida como fundamento y presencia del cosmos y de la vida en el aliento de las cosas. Los sonidos son reanudaciones del universo; en el mundo de la vida son la memoria y el pensamiento de las cosas, además permiten materializar recuerdos y memorias de los sujetos y los seres que habitan múltiples lugares. 

El sonido es la encarnación del cosmos en el aliento de la naturaleza, pues despierta imágenes del mundo, de reconocimiento de otros lugares, otras experiencias, otras maneras de vivir y de crear. Escuchar también es un acto de exploración de nuestros paisajes interiores, ya que nos ingresa a estados de nuestro espíritu, nos despierta, alimenta sensaciones de tiempos y experiencias vitales. 

El sonido y los ambientes sonoros son las maneras como oímos a nosotros mismos y a los otros en sus diferencias. Esta publicación propone un acto de escucha: cuando lo realizamos, nos adentramos en las experiencias propias y de los demás.