Los relatos (cantos, cuentos, adivinanzas y refranes) son las formas que los pueblos indígenas le dan a sus experiencias para acumularlas, aprender de ellas y pensarlas en función de los nuevos tiempos. Ellos hacen parte de su memoria en tanto re-articulan la experiencia colectiva transmitida de generación en generación (con su correspondiente valor cognitivo) y los aprendizajes comunitarios que han sido trasmitidos desde el origen para entender y solucionar problemas en el presente. 


Esa es la tradición, la manera en que se condensan las experiencias colectivas de raigambre ancestral en el contacto y aprendizaje con la naturaleza —entorno vital que condiciona la experiencia—, con otras personas dentro de las comunidades, con otros clanes, pueblos y sociedades. Por eso, la tradición es la forma en que la condición humana y el espíritu de un pueblo se manifiesta en el presente al pulir, resignificar, amalgamar y tallar una manera de ser y de vivir la existencia.

Los pueblos han aprendido a narrar desde la escucha de lo diferente, ya sea ser humano, animal, montaña o árbol, sin olvidar el mundo inmaterial, el de los espíritus; esto permite ver el mundo a la perfección. Por eso, la tradición es la forma como el espíritu de un pueblo se manifiesta en el presente, pues pule, resignifica, amalgama y talla una manera de ser y de vivir la existencia.