Los relatos (cantos, cuentos, adivinanzas y refranes) son las formas que los pueblos indígenas le dan a sus experiencias para acumularlas, aprender de ellas y pensarlas en función de los nuevos tiempos. Ellos hacen parte de su memoria en tanto re-articulan la experiencia colectiva transmitida de generación en generación (con su correspondiente valor cognitivo) y los aprendizajes comunitarios que han sido trasmitidos desde el origen para entender y solucionar problemas en el presente.
Esa es la tradición, la manera en que se condensan las experiencias colectivas de raigambre ancestral en el contacto y aprendizaje con la naturaleza —entorno vital que condiciona la experiencia—, con otras personas dentro de las comunidades, con otros clanes, pueblos y sociedades.
Por eso, la tradición es la forma en que la condición humana y el espíritu de un pueblo se manifiesta en el presente al pulir, resignificar, amalgamar y tallar una manera de ser y de vivir la existencia.
Los pueblos han aprendido a narrar desde la escucha de lo diferente, ya sea ser humano, animal, montaña o árbol, sin olvidar el mundo inmaterial, el de los espíritus; esto permite ver el mundo a la perfección. Por eso, la tradición es la forma como el espíritu de un pueblo se manifiesta en el presente, pues pule, resignifica, amalgama y talla una manera de ser y de vivir la existencia.
Invitación
Es común que los cantos se asocien a las fiestas y a los eventos del día a día (del ser humano y la naturaleza), por eso se encuentran cantos pensados para ser entonados por varias personas; en algunos de estos, a partir de patrones de entonación diferentes, entran y salen participantes que conversan y afianzan lo narrado a partir de la repetición de sonidos de animales o de oraciones que narran dentro de la complejidad del texto sonoro.
De igual manera, tonos bajos y agudos anteceden a melodías altas y graves, hay un diálogo continuo entre mujeres y hombres que los niños acompañan mientras bailan, en un juego para incorporar en su cuerpo la tradición que comprende composiciones orales, palabras de consejo, memoria y forma de vivir. Estos cantos siembran el corazón contento alegre y tranquilo de los niños indígenas.
A los Wiwa les encanta danzar al ritmo de música de trompa, tambores o carrizos. Dicen que cantan para alegrar los árboles o a los niños, pues la danza, la música y el canto son rituales profundos de pagamento
(ofrenda que se hace a los espíritus para mostrarles gratitud): cada canto le paga al ser que evoca, la danza y la música entregan energía y vida a quien se representa, para honrarle y hacerle bien, lo cual los hace felices. Los niños adoran bailar, es un momento de juego y aprendizaje, de encuentro y diversión, de ritual y sanación. (ICBF, 2014, p.145)
• ¿Te gustaría compartir con otros alguna canción que haga parte de una celebración especial en tu región? Puedes grabar usando una grabadora convencional, tu celular o usar aplicaciones disponibles en Internet (ej. SoundCloud) y comparte los audios con niños o adultos para que conozcan las melodías que acompañan otras celebraciones en distintos lugares.