Entre los cinco y los seis años se da el inicio de la comprensión de relatos acompañados de cantos tradicionales que los ingresan al mundo del mito y del misterio, y de las acciones sagradas de la comunidad. En esta etapa el ingreso al ritual, las danzas y las fiestas se acompaña de relatos más complejos que posibilitan la comprensión inicial de la profundidad de la cosmovisión del pueblo. Esto hace que los niños a esta edad entiendan las concepciones de mundo de su comunidad y sepan actuar frente a ellas, pues es parte de su preparación para la vida adulta.  


Asimismo, los niños siguen las secuencias de habla en las conversaciones, pero entienden en qué momentos se interactúa y con quiénes, comprendiendo perfectamente el valor del respeto, del silencio, de escuchar frente a sus mayores. Entran en la conciencia del saber profundo, de los misterios de su comunidad; por eso los niños saben, a partir de escuchar, entender los relatos y la ritualidad de la comunidad, que la voz de los ancianos, el saber de la comunidad, es un saber de cascada, huele a mar, a ciénaga, baila con el río, canta como piedra o árbol, vive como estrella, sabe y piensa como tierra. 

¿Qué nos enseña la naturaleza? Muchas de las danzas nativas son circulares, así como muchas son colectivas y todas son en comunidad. En esas danzas, con el canto aprenden los niños de sus madres, padres, abuelas y abuelos, pues ellos son muy importantes en todos los tiempos en que los niños van caminando la vida. De ahí que a los mayores se les escuche con atención, ya que ellos enseñan a caminar bonito la vida gracias a sus palabras de consejo.