Los pueblos indígenas privilegian la oralidad como capacidad comunicativa que configura modos de percibir, de pensar y, por supuesto, de expresar el mundo. Por ello es fundamental para trasmitir la tradición cultural específica que constituye una identidad. La tradición oral se perpetúa desde que la semilla crece en el vientre de la madre, cuando para ellos son esenciales los cuidados y consejos. Los cuidados amorosos que se dan al niño y a la madre aseguran el vínculo afectivo de esta, la familia y la comunidad con el ser que se gesta, aparte de asegurar un mejor desarrollo de este cuando respire el aliento vital de este planeta. 

Durante la gestación de los Embera Chamí de Caldas es necesario tener un cuidado especial con los alimentos, porque provienen de la naturaleza, y también con las cantidades de aquellos que hacen parte de las dietas que deben tener los padres y el niño que se espera. 

Esta concepción de los Embera determina una dieta específica por parte de la madre, del padre y de la familia, que va a permitir que el niño tenga ciertas características, y es una muestra de cómo la oralidad, al señalar los cuidados que deben tenerse en esta etapa, determina la manera de comportarse y la identidad de las personas: 

durante el embarazo, (la madre) cuidará todo lo que coma, pues los Embera piensan que los alimentos influyen sobre el hijo que se espera: si comes carne fresca será fuerte, si bebe mucha agua tendrá la cabeza grande, si come mucho queso será blanco… si come frutos dobles no será un niño, sino dos los que dé a luz… y esto lo evitan. (ICBF, 2014, p. 52)