Entre los Kokama aún es fuerte la figura del médico tradicional que se sirve de la ayahuasca o yagé para sus rituales y para curar las enfermedades, que la mayoría de las veces se atribuyen a un mal puesto por otros sobre una persona. Antes se distinguía el poder de un médico tradicional por el número de colmillos que llevara al cuello. El más poderoso tenía cinco, el que apenas empezaba a prepararse, uno.