Al crecer y al lado de su padre los niños aprenden a sembrar la chagra y cuidarla, a cazar animales y a pescar con semillas de una almendra llamada waibuma. Entre tanto, las niñas acompañan a sus madres en la preparación de los alimentos y de bebidas como la chicha y el masato de yuca, que beben al desayuno, antes de salir a trabajar; también hacen artesanías y collares para intercambiarlos, mochilas o jikcras de chambira y hamacas a las que llaman jamas.  En las mochilas, los hombres cargaban el tabaco y el yagé durante sus largos viajes de cacería por la selva. Los ancianos eran los sabios espirituales y protegían a la comunidad gracias a sus conocimientos de las plantas.