Desde que se encuentran en gestación, las mujeres yukuna son acompañadas por el sabedor tradicional de la comunidad. El tradicional cura con manicuera el buen camino del bebé que va a llegar. Esta es una preparación hecha con el líquido extraído de la yuca brava, transmite fortaleza a la madre y mantiene la salud del niño o la niña. 

Cuando un bebé yukuna llega al mundo, los hombres no pueden estar presentes en el parto. Para que nazcan rápido y sin dolor, el sabedor tradicional va regando agua curada desde el ombligo hacía el vientre de la madre. Al momento del bautizo, también es él quien indica, por medio de la consulta a los espirituales, cuál será el rol del niño o la niña en la comunidad.

De acuerdo con su rol, el nuevo niño o niña yukuna deberá seguir algunas prácticas y recomendaciones que lo prepararán para la edad adulta, ya sea como dueña de chagra o dueña de comida (en el caso de las niñas) y maestros de maloca, cantantes-bailarines o tradicionales (en el caso de los niños).