Los niños crecen en la familia, cerca de sus madres y de las hermanas mayores, que les cuidan cuando las mamás deben ausentarse. Allí aprenden su lengua, así como el respeto y el amor al trabajo. Las niñas aprenden a cuidar a los niños pequeños a sembrar y preparar los alimentos tradicionales, a cuidar su hogar. De la mano de los sabedores, los niños aprenden a cultivar, construir sus casas y canoas. 
Unas y otros aprenden a cazar o ‘mariscar’, a pescar y a participar en la vida de sus comunidades, siguiendo una orientación que se antes se prolongaba hasta los 25 años, y en la que es importante compartir con los niños juegos tradicionales y contarles relatos de origen, consejos e historias porque así se les enseña desde pequeños qué se espera de ellos y cómo deben relacionarse con los demás y con la naturaleza. Los niños van detrás de los ancianos.