Cuando la mujer espera un bebé vive esa etapa como cualquiera otra de su existencia, pero el padre de la criatura no, pues debe evitar cazar babillas; si lo hiciera su hijo nacería con problemas para respirar. 
Durante este tiempo, la mujer se apoya en la partera que elige. Ella la acompaña, palpa su vientre para saber cuándo dará a luz o corregir la posición del feto, le recomienda baños y bebidas de distintas plantas para contribuir a su salud y la del niño y al buen nacimiento de este.