VI 
Al otro día, el papá murciélago se llevó a los niños para mostrarles las cañas. El lugar donde estaban las cañas era muy extenso, algunas matas eran muy grandes, las palmas de wasaí eran muy bonitas, todo hacía un sonido muy agradable. 
El niño más pequeño se quedó a la orillita sacando carrizo pequeño, los otros dos escucharon los sonidos y se metieron al centro de ese lugar de cañas y palmas. Ese lugar actualmente está entre Mitú y Yuruparí. De pronto, mientras que ellos iban partiendo los palos, el papá murciélago prendió candela al bosque, prendió un fogón alrededor de esa selva. Los dos niños que estaban en el centro se quemaron y se perdieron; mientras que el pequeño, que estaba en la orilla, se quemó un poquito, logró salirse. 
Así fue la venganza del padre de la niñera, eso dicen, por eso el carrizo no se puede quemar; porque se enoja y nos atacan los murciélagos, se ponen bravos por ser del murciélago.
Hasta aquí es la historia. Así encontraron el carrizo para que lo toquemos. 
Con el carrizo se pueden hacer muchas danzas: carrizo de mosca, carrizo de mojarra. También hay varias clases de carrizo, pequeño, grande. Con el pequeñito se toca para ir a la chagra.