El mayor o abuelo Luis Estanislao Largo recuerda que antes a los niños más grandes los papás les enseñaban a jugar con los corozos de las frutas: acomodaban en el suelo tres o cuatro corozos en forma de casita y luego con otro corozo intentaban derribarla… Después reemplazaron los corozos por botones y más tarde por monedas… “ se fue revolviendo otra gente con los indígenas y empezaron a traerles cositas a los niños y despertaron otras ideas, como el juego del trompo, la cauchera. Cambiándole a los niños los juegos.”