Al crecer, una vez caminan con soltura, el niño y la niña aprenden a valerse por sí mismos: permanecen cerca de sus madres hasta que son capaces de pescar. Para entonces ya han aprendido a realizar algunos oficios aunque tienen mucho tiempo para jugar. Hacia los siete años los niños Embera empiezan a participar en los trabajos de la comunidad; ellas, muy cerca de sus madres, aprenden los oficios de las mujeres, mientras que ellos, con mayor independencia, aprenden el arte de cazar, sembrar, pescar… como sus padres.