Los cuidados y búsqueda del bienestar de las niñas y niños Pinoãmahsã comienzan desde que la madre se encuentra en estado de gestación. En ese momento se brinda consejo a la madre para que tenga un embarazo sano. Por ejemplo, para que el bebé no se retrasé al momento de dar a luz, recomiendan a la madre no comer mucho, pues podría hacer que el bebé crezca más de lo debido; tampoco debería comer pescados que tengan cachos o bigotes, como el mandí o el pintadillo, que pueden obstruir el camino del bebé. 

Antes de ir a un lugar sagrado, a las madres se les aconseja ser rezadas. De esta manera su embarazo no se verá afectado por los espíritus de otros seres vivos, como los árboles, los animales de tierra, las aves o los peces. Si el embarazo se ha desarrollado con normalidad, el bebé por lo general nacerá en Teresita de Piramirí y, en ese caso, será la abuela paterna la encargada asistir el parto. 

Mientras crece el bebé, el kumú (sabedor de la comunidad) hace rezos de protección para que todo salga bien. Cuando llega el primer baño del bebé en el río, se le reza con breo (resina de cera de abejas) o tabaco para protegerlo de animales como el camarón, el cangrejo o algún pez. Después de su primer año de vida, cuando el bebé empieza a pro- bar alimentos diferentes a la leche materna, todo lo que consuma debe ser rezado; así, los alimentos no le causarán problemas de salud cuando sea mayor. 

Mientras el ombligo del bebé no cicatrice, el padre debe evitar tener contacto con plantas que retoñen rápido, como tubérculos o bejucos. También debe abstenerse de realizar acciones que impliquen halar, como prender un motor, disparar una escopeta o encender una planta eléctrica. Si lo hiciera, el ombligo del bebé podría salirse, en cuyo caso el kumú debe rezarle el ombligo para volverlo a hundir.