Los niños juegan con trompos que elaboran ellos mismos. Para fabricarlos, usan cera de abejas o breo con el que unen un palo y una semilla de corombolo, a la que le abren un hueco para que suene cuando gire. Además de estos juegos, los niños van a jugar al río y entre los árboles. Allí, a medida que aprenden de los adultos, cazan animales, trepan árboles, pasan los ríos en canoa y exploran su territorio.