Cuando los Munully intentaban llegar a Itchuna, el árbol medicinal, encontraron una cuya o totumo con ají y sal. Algunos lamieron la cuya y empezaron a hablar la lengua kawiyarí; los que no, hablan desde entonces otros idiomas. La lengua es muy importante para los Kawiyarí, es un rasgo que los diferencia de otros indígenas del Vaupés. A pesar de ello, la lengua está en alto riesgo de extinción. 

Los indígenas del Vaupés son exógamos, es decir que no se casan con miembros de su propia comunidad sino que buscan parejas que no hablen su misma lengua. Esto ha hecho que en muchas comunidades del Vaupés convivan personas de distintos grupos indígenas. Así, ¡es normal encontrar allí individuos que hablan más de cinco lenguas! En Buenos Aires, por ejemplo, se hablan alrededor de ocho lenguas, pero la de la cotidianidad y la de la escuela es el barasana. 

En esta comunidad se identificaron unos doce hablantes de kawiyarí, entre los cuales hay un niño y tres niñas. Cuando crezcan, las niñas probablemente se casarán con hombres que hablen otra lengua; y como en cada familia la que se transmite a los hijos suele ser la lengua del padre, ellas no pasarán la suya. A menos que nazcan más niños y aprendan el kawiyarí, en la próxima generación solo habrá un hombre que la transmita en Buenos Aires.