Varios de los grupos indígenas del Vaupés, entre ellos los Kawiyarí y los Pinoãmahsã, comparten una característica: son descendientes de una misma anaconda ancestral. Esta, que en algunas historias de origen es una anaconda canoa, emergió de un lago de leche y pasó por muchos sitios identificados con algunas marcas geográficas: un raudal, un monte o una laguna. Allí donde ella paraba distintos grupos indígenas se bajaban. A partir del orden y el lugar en el que se bajaron de la anaconda, estos grupos adquirieron un territorio ancestral, y se diferenciaron y relacionaron entre ellos. Existen diferentes versiones del relato. En algunas, la serpiente se rompe en varias partes, y de cada sección surge un grupo. En otras versiones, como la de la comunidad de Buenos Aires, la anaconda va dejando los pueblos en lugares específicos, pero no es narrada como una anaconda canoa, sino como un yuruparí de anaconda. Los Kawiyarí, a diferencia de otros grupos del Vaupés que han tenido que migrar forzadamente, aún viven en su territorio ancestral: la orilla del medio Apaporis y de su afluente, el Cananarí. En ese territorio existen varias comunidades kawiyarí que se agrupan siempre alrededor de una maloca.