Los Munully —los niños del origen— nacieron en una tierra que no tenía organizados ni el tiempo ni el espacio. Para vivir necesitaban un suelo, y por ello se lo pidieron a Mapitare —el dueño del suelo, pero este les dio muy poco. Los Munully decidieron entonces liberar la tierra de Mapitare y mandaron la que era fina al lado del Apaporis y del Cananarí, que para ese momento no eran ríos, sino un «árbol» y un «bejuco de agua», respectivamente. 

Por haber liberado la tierra, los Munully fueron agredidos y abandonaron ese territorio. Kamanatana, la mujer de Mapitare, los alimentó solo de hormigas. Ellos, cansados de esa comida, asesinaron a Mapitare y liberaron a los animales que Kamanatana guardaba. 

Después, los Munully tumbaron varios «árboles de agua» y los hicieron ríos. Excepto el Apaporis, que cayó solo cuando la ardilla blanca cortó los bejucos que lo sostenían; y de paso, uno de estos formó el río Cananarí. 

Sin embargo, los ríos eran rectos y no ofrecían puntos de referencia. Entonces los Munully llamaron a la Anaconda para darles la forma actual. Eso les permitió nombrar las partes de los ríos y construir allí diferentes malocas. Así los Munully organizaron el mundo y le dieron forma a la tierra de los Kawiyarí.