Escucha cómo caza Andrés Nʉkak Baka. Los cazadores Nʉkak, que salen en varios grupos, llaman a los animales que van a cazar, imitando su voz.

Así es como se habla al tente para que venga y podamos cazarlo. Enseñaremos cómo se llama al tente, aunque también contestan todos los pájaros; hacemos esto para que vengan. Cantaremos el canto del paujil y les enseñaremos a los que no saben, para que sepan cómo se hace la cacería.
Escucharemos bien el canto del tucán y después el canto del tente. Ahora hablemos y cantemos como ellos para que después se acerquen. (Canta como el tente)
Después de que los llamamos, ellos van acercándose.
El paujil grande hace un ruido más duro que el paujil pequeño (canta como el paujil), el paujil también canta así.
Los tucanes también cantan y nosotros cantamos como ellos y cuando llegan así los cazamos. También los cazamos con Juansoco. También atrapamos los churucos. El tucán hace este ruido (canta como el tucán) y así lo cogemos. Así es (canta como el tente) para cazar al tente.
Primero encontramos a las pavas en las ramas, terminamos de cazar las pavas y luego cazamos a los micos. Si encontramos los animales no regresamos tan temprano, sino que llegamos muy tarde de la cacería. Cuando atrapamos lo más sabroso, ahí ya nos regresamos.
También cazamos los pájaros que se capturan con chicle, ya tenemos todos. Tentes, paujiles, tucanes, tucanes rayados, tubai wʉn (aves parecidas al tucán) y aves rojas, todos los micos pequeñitos; al cerdo de monte, a los monos maiceros y churucos también los cazamos, a los monos tití también los cogemos y a los ñeñewa (los monos maiceros) y luego regresamos.                                                                          
Los otros grupos encontraron el churuco, la presa más sabrosa, de verdad, después las propias pavas y los otros empezaron a buscar loma por loma hasta que también encontraron.
Nos subimos a los árboles e hicimos bulla como los churucos y nos contestaron. Los encontramos. Nosotros buscamos alrededor de la loma y en el centro es donde siempre están los churucos, ahí los encontramos. Ellos los encontraron, después un cazador solito se acercó a los churucos despacito y en silencio para cazarlos. Los churucos miraron que los íbamos a cazar y salieron corriendo. Los micos se fueron corriendo y el grupo que no había cogido mico se fue corriendo detrás de ellos haciendo el sonido de los churucos, hasta que los alcanzaron.
Uno de ellos se quedó esperando porque no había cogido mico, no alcanzó a cazar. Él dijo “Los micos me dejaron atrás, ¡uy! ya se fueron lejos”, y él los persiguió. Le pregunté a mi amigo “¿ya se fueron?” y me dijo que se habían ido lejos:
—Mira, ahí están moviendo las ramas, se están moviendo los churucos. Mira que ahí van, van hartos grandes y pequeños a los que van cargando también. Escucha a ver si contestan.
El viento hace perder a los churucos, por eso se encuentran después de un rato.

Con las semillas de wedenide o wajabo ‘juansoco’ (Couma macrocarpa) se prepara un chicle que se coloca alrededor de los dardos usados para cazar aves. Los dardos con chicle pegan las alas de las aves y las obligan a descender, lo que facilita su captura.