Para proteger a los Nʉkak y sus costumbres, en 2004 El Ministerio de Cultura declaró su conocimiento de la naturaleza y su tradición oral como Bien de Interés Cultural Nacional. Luego de un proceso de concertación con los Nʉkak, en 2012, se decidió que la mejor manera de protegerlos como pueblo era declarar como Bien de Interés Cultural su proceso de vivir y formar Nʉkak Baka: ‘gente verdadera’: personas autónomas, es decir, que trabajan para conseguir lo que requieren, de modo que cuidan su cuerpo, lo fortalecen y mantienen ágil y bello; que controlan sus pensamientos y emociones, buscan desarrollar todo su potencial y tienen buenas relaciones con sus familiares vivos y muertos, que conocen sus tradiciones para mantener la vida y la cultura Nʉkak.
Un Nʉkak Baka es generoso, solidario, alegre, trabajador, respetuoso… en suma, un buen compañero, responsable de sí mismo y con las tareas que garantizan el bienestar de su comunidad.
En cada momento de su vida y dependiendo de si es hombre o mujer, su familia y sus mayores lo animan a vivir de ese modo. Así, desde que mudan sus dientes, participan en la recolección de alimentos. Luego, los hombres aprenden a ser cazadores, a mejorar su puntería, a elaborar cerbatanas y dardos, a llamar a los animales, a esperar, a llevar cargas pesadas y también a dominar las artes de los chamanes, aquellas que les permiten ir a otros mundos y fertilizar este o curar a las personas. Las mujeres aprenden a recoger y preparar frutos y carnes, tejer, pescar y criar a los niños, a los Nʉkak Baka.