Una de las tareas de las mujeres es ir por el agua de consumo al río Guaviare. Mientras ellas van, varias veces al día, los niños pequeños quedan al cuidado de sus hermanos mayores.
Entre los Jiws la tradición manda que las niñas crezcan muy cerca de sus madres y los niños, de sus padres. De este modo aprenden a realizar las tareas que son propias de ellas o de ellos. Mientras que los hombres se encargan de preparar la chagra y sembrar, las mujeres y sus hijas desyerban y cosechan, recorren la selva aprendiendo en qué épocas hay determinados frutos, cuáles son las plantas medicinales, las comestibles o las que sirven para tinturar y extraer fibras, también aprenden a elaborar los cargadores para los bebés. Los niños, por su parte, al acompañar a sus padres aprenden a cazar, pescar y elaborar utensilios para estas y otras tareas. Así, de acuerdo con sus capacidades y gustos, cada persona se va especializando en una tarea, y sabe que su papel es importante para la sobrevivencia de su comunidad.