El tsamani Manuel Tovar, heredero de la tradición de la medicina del yopo, luce su pintura ancestral. Los sikuani dibujan en sus mejillas con achiote y otros pigmentos los mismos diseños que hacen en sus cestos y cerámicas: serpientes, caracoles, tortugas, peces, pájaros, estrellas... Hay dibujos que solo usan los hombres cuando van a trabajar, las niñas cuando se hacen mujeres o los niños pequeños.
Los médicos tradicionales recurren al yopo, a las plantas medicinales, a los sueños y a la reflexión sobre los orígenes de las enfermedades, para
sanar a las personas. Al inhalar el yopo, se comunican con sus dioses, con los espíritus de todos los seres y hallan las antiguas historias y cantos ceremoniales que sanan. Entonces, rezan los alimentos de los recién nacidos, los ríos y lagunas para alejar los ainawis que pueden ocasionarles diarreas y otras enfermedades.
El yopo es una planta (Anadenanthera peregrina) cuyas semillas se tuestan y mezclan con caracol quemado y molido, entre otros elementos.