Una vez el bebé nace, la placenta que lo guardó en el cuerpo de la madre se entierra en la esquina derecha de la casa. Así, queda unido a su territorio.
Ocho días después, el médico tradicional coge la sombra del bebé y la mete en una bolsa de tela que cuelga de su cuello, con una medicina. Si esto no se hiciera, un espíritu malo o una energía negativa se le metería al bebé y este enfermaría. También cuando una persona muere es necesario sacar su sombra para que no se quede por ahí su espíritu y busque a los bebés. Estos siempre deben estar protegidos.