El pueblo Wiwa tiene una gran tradición de relatos que narran el origen de cada ser y cuentos que los adultos comparten con los niños. Así comprenden la esencia de su cultura, donde lo más importante es la armonía con las madres y padres espirituales. Uno de sus relatos tradicionales es el de la Madre Tierra que antes del amanecer, cuando los animales todavía eran gente, aconsejó a las aves para que supieran cómo debían vivir y cantar una vez amaneciera. Las que la escucharon saben cuándo cantar a las plantas y avisar el tiempo de su siembra o adivinan como los mamas; a ninguna de estas se las come. Las que no escucharon son las que sirven de alimento.