Todo lo que hacemos, desde el origen, es fruto del pensamiento de Nara Yaao. El creó el mundo con todo lo que existe. Todo viene de su pensamiento. Yunari Kraari, la gran abuela, es Narakajamanta: Nuestra Madre, la Tierra. Los arroyos son sus venas y las aguas son su sangre. La vegetación es su piel, su cabello. Su ombligo es un pozo de agua cerca de Sabanas de San Ángel, allí está el centro del universo. A su espalda y bajo su pecho están los Ette. Sobre Yunari viven los Ette. Yunari es la Tierra del Medio. Arriba hay cielo y abajo hay agua y en ambos lados vive gente. Por eso decimos que los Ette viven en el medio… Antes los Ette estaban arriba y cayeron después de que Yaao acabara con los antiguos, porque en la tierra había mucha guerra y Yunari Kraari estaba triste pues su espalda estaba manchada de sangre. Yaao la limpió con fuego, agua y viento. Todo lo quemó, después lo inundó y luego venteó hasta tumbarlo. Pero antes de bajar el mundo de arriba, Yaao salvó una pareja de cada grupo de indios. Los salvó en pensamiento, como cuando uno salva una semilla para la próxima cosecha. Lo hizo porque amaba a sus hijos y quería resguardarlos de tanta violencia. Cuando estaban a salvo, mandó el fuego, el agua y el viento. Todo lo dejó nuevo. Cogió esas semillas y las esparció por el mundo.