Llueve suavemente en el bosque del resguardo El Gran Sábalo. Los pájaros conversan y a veces cantan de modo fugaz, breve, mientras las gotas de agua caen al suelo y sobre las hojas de los árboles. Luego oímos cómo corre un riachuelo; muy suave al comienzo, poco a poco gana ímpetu y es cada vez más y más fuerte.