Para los Awá, los lugares donde viven los espíritus o dueños de animales y plantas son sagrados. Hay muchos en su territorio y ellos los respetan pues si no cumplen sus normas los espíritus pueden causarles enfermedades. A los espíritus les gusta vivir en los cauces de algunos ríos y quebradas, en las cuevas y en lugares de la montaña que las personas no han cambiado, donde solo pueden ir los médicos tradicionales, que son los que se comunican con ellos, para hacer ritos y curaciones.