“Escuchar es muy importante, porque oyendo se aprende; viendo se aprende y haciendo se aprende.” Abuela Isabel Palacio 

Tradicionalmente, los Yagua se organizan en clanes: unos tienen nombres de aves, otros de animales terrestres y otros de vegetales; cada clan tiene un dibujo con el que se representa en el cuerpo de sus miembros. Una persona pertenece al clan del padre. Los hombres de los clanes de los vegetales pueden buscar esposas en los clanes de los animales terrestres y los que pertenecen a clanes de aves pueden buscarlas en los clanes de otros tipos de aves. Cuando una pareja decide unirse, inicia su vida común en casa de los padres de ella, esto le da tiempo al hombre de mostrar que tiene las habilidades para encargarse de la mujer que ha pedido en matrimonio y de su familia, entregando a sus suegros, especialmente a su suegra, lo mejor de su cacería. Esta obligación tradicional se prolonga a lo largo de su vida. Una vez aprueban la unión, los padres invitan a la pareja a planear cómo van a vivir y criar a sus hijos, les aconsejan, unen sus manos y les piden que se cuiden el uno al otro. Así unida, la pareja prepara masato para la familia y mientras lo beben acuerdan cómo resolverán sus problemas, si llegan a tenerlos en el futuro. Cuando pasa el tiempo y la mujer se embaraza, la partera viene y le masajea la panza para vigorizar a su bebé y le aconseja a ella y al papá del bebé que le hablen porque desde el interior de su madre puede oírlos y ver cuanto hacen. Una vez nacen, niñas y niños pasan por rituales en los que se les protege de la enfermedad. Y al crecer, ambos aprenden a desempeñar oficios según su género. Ambos padres se apoyan en la crianza así como en el trabajo del que se sustentan; los papás asumen la crianza de los hijos, a los que llevan donde van, compartiendo el tiempo de la caza, la recolección de frutos y leña, el cultivo de la chagra e incluso la confección de hamacas y su propia ropa… así ellos aprenden su lengua y también a trabajar. Las niñas acompañan a sus madres y abuelas a extraer los cogollos de la palmera chambira y a obtener de ellos la fibra para tejer las mochilas, las hamacas, los vestidos. Con sus madres aprenden a hacer collares y adornos de pluma, a cultivar la yuca y otras plantas y a preparar los alimentos... y durante ese tiempo también fortalecen la unión con ellas, conversan en su lengua y la robustecen al hablar de cómo ser buenas esposas y madres, cómo cuidar a sus familias. Solo una jovencita que ya ha dejado atrás la niñez y puede ser madre sabe torcer la chambira para tejerla y hacer las mochilas y hamacas que han hecho famosos a los Yagua desde hace cientos de años. Tanto que hoy es de esta labor artesanal que los Yagua de la Amazonia derivan buena parte de su ingreso económico. Los turistas las buscan con afán y las mujeres Yagua responden con creatividad, incorporando en sus diseños aquello que los compradores quisieran ver.