Es de noche en la comunidad La Ronda. En una pequeña laguna selvática se dan cita para cantar y conversar numerosos insectos, sapos y ranas; también algunas aves nocturnas. La suya es una rica polifonía: voces distintas que suenan al mismo tiempo, en un solo coro. La luz de la luna los ilumina por un momento y luego pasa, va donde los Kokama se preparan para dormir. Ellos se toman un tiempo para descansar y escuchar la noche, cortan un poco de leña para el fogón.