Cuando son niños a los Yukuna su madre les enseña la lengua y las principales actividades sociales. Los pequeños también reciben cuidados de sus abuelos y del tradicional. En la chagra, las madres trabajan la tierra y los bebés permanecen en ranchitos, donde comparten con otros bebés y son supervisados por sus hermanos mayores. Durante los primeros cinco años, todos los niños y niñas aprenden a nadar en las quebradas bajo la atenta mirada de sus madres que lavan en la orilla. Después de los cinco años, los niños y las niñas comienzan a ir a la escuela. Luego, al cumplir los siete u ocho años, realizan las labores propias de su género en compañía de sus padres: el hombre lleva a su hijo de pesca o de caza y la mujer se lleva a su hija a la chagra. Quien entrega la tradición a las niñas es la mujer. Ella les enseña a marcar sitios para hacer chagra, luego a rozar y a tumbar. Pasado un tiempo, les enseña a hacer la quema y luego a sembrar. Cuando el cultivo ya está grande, las niñas van a desyerbarlo como lo hacían sus abuelas. Luego arrancan los frutos y se los llevan a casa para pelarlos, rallarlos y colarlos. Es así como aprenden a hacer casabe.