La cosmogonía del pueblo Karijona se refleja en sus ceremonias. Estas ceremonias se pueden realizar de forma individual o colectiva y responden al ciclo ecológico de la comunidad. La ceremonia individual es un pasaje de entrada al mundo espiritual o la iniciación a otra etapa de la vida para un Karijona.
Uno de los ritos de iniciación femenina para iniciar su vida adulta se da con el encierro de la mujer en una choza, durante el cual solo puede recibir la visita del brujo o chamán y dedicarse al tejido.
Los hombres Karijona practican el yuruparí como relato de origen, es decir, cuentan la historia y tocan el instrumento lo que determina su ingreso a la adultez. El yuruparí no puede ser visto por las mujeres, ni por los niños o las niñas.
Cuando se realiza una ceremonia colectiva, el baile se convierte en el principal protagonista. A través de él se personifican los espíritus mágicos-religiosos y se usan máscaras elaboradas con la corteza de ciertos árboles.
Los Karijona usan el yagé para sanar y limpiar el cuerpo y el espíritu. También lo usan en algunos rituales colectivos para trasmitir sabiduría.
El Dabucurí, es una ceremonia en la que hombres y mujeres intercambian alimentos y productos rituales y fórmulas orales rituales para cuidar sus relaciones tradicionales y dar un buen augurio.
El yagé es una medicina ancestral que comparten varias comunidades indígenas de la región amazónica. Solo puede ser preparado por los sabedores, médicos tradicionales o chamanes, y es la mezcla de un bejuco con otras plantas medicinales.
Como la mayoría de las etnias que comparten resguardos en La Pedrera, los abuelos karijonas basan su economía en el cultivo de hortalizas y yuca amarga, actividad que complementan con la pesca y la caza.
Si quieres saber más sobre los karijona, Pide a los mayores que lean contigo